martes, 6 de septiembre de 2022

Me gusta mi jefe/a porque tiene talento y talante, dos aspectos que suman

Me gusta mi jefe/a porque tiene talento y talante, dos aspectos que suman.
El talento y el talante o son un espacio muy unido o las cosas no van bien. Y en el mundo profesional es indispensable una excelente combinación de ambos. El buen talante es un requisito esencial a partir del cual se puede considerar el talento, y no al revés porque no todo vale ni el fin justifica los medios. Todas las personas tenemos talento. Cada una tiene su talento. El talento está en conexión con una experiencia concreta basada en el conocimiento de una función. El exceso de talento no debería ser nunca un inconveniente para acceder a un nuevo puesto, sino más bien al contrario.
El talante se asocia al liderazgo, y se detecta cuando es capaz de desenvolverse con éxito en relación con los demás y tiene orientación a las personas, así como audacia para conseguir resultados hábilmente sin pisar callos, aun en situaciones de dificultad. El talante requiere que el profesional ofrezca una versión amable de sí mismo, lo cual no quiere decir necesariamente que sea simpático, sino que demuestre sus dotes para adaptarse y encontrar su sitio, no solo como uno más, sino incluso inspirando a los demás, como hacen los líderes. Pero el talante no se vende, no se imposta… si es fingido, en la primera minicrisis se notará; es una forma de ser, y se tiene o no. Y es que el buen talante se manifiesta en eso que buscamos todos/as, con una actitud positiva y conciliadora, además de con la generosidad y amabilidad hacia los demás. Eso no está reñido con ser perseverante y luchador, con tener audacia para conseguir los objetivos esperados, con tener ambición y espíritu ganador.
En caso de sentir que no se tiene el mejor talante, las claves para cultivarlo es hacer explícitos nuestros valores: ¿Qué elijo cada mañana: ser amable o desagradable? ¿Qué pongo por delante, la ambición o las personas, mis emociones más destructivas o las respiro? Y aunque se puede elegir, hay quien elige casi siempre de forma equivocada. De hecho, el mal talante puede arruinar una relación en el trabajo. Cuando se trata de los que te acompañan, es muy recomendable aprender lo antes posible a convivir con jefes difíciles, sin dejar que nos socave; al fin y al cabo, puede que seamos nosotros mismos los difíciles a los ojos de los demás. Hay que contemporizar y tratar de amoldarse a los demás en la medida de lo posible, lo cual no está reñido con perseguir nuestras propias metas y alcanzar los objetivos, y si es necesario poner límites. En definitiva, no vale imponerse a toda costa ni tampoco hay que claudicar, sino tratar de encontrar un equilibrio.
Creo firmemente que ambas dimensiones, talento y talante, van íntimamente unidas y se demuestran en todo momento. Ello hace que haya que desenvolverse con mucho criterio y temple durante todo el proceso sin perder la compostura y desde luego manteniendo el entusiasmo, lo cual no siempre es fácil.
Tom Peters en su libro “Esencia: talento (2005) tiene en cuenta estos diez parámetros para definir a las personas con talento: 1. Piensa como un emprendedor 2. Sé siempre un rematador, un hombre de acción. 3. Utiliza el marketing para aportar valor 4. Persigue la maestría, la excelencia. 5. Fomenta la ambigüedad, todo tiene fortalezas y oportunidades. 6. Sentido del humor, muéstrate optimista. 7. Confía en la tecnología 8. Póstrate ante el joven, aquel que tiene más sueños que añoranzas. 9. Alimenta la red. 10. Cultiva la pasión Las personas con buena actitud son más íntegras y poseen mejores capacidades de liderazgo. Por ello, la ecuación talento + talante + nuevas tecnologías se ha convertido en un paradigma del que las organizaciones actuales no deben olvidarse, un carro al que deben subirse, ya que la interacción de los tres es la que mejor puede llevarles al éxito y al progreso en un mundo tan competitivo como el nuestro. EL TALENTO, NO EL CAPITAL, SERÁ EL FACTOR CLAVE QUE AGLUTINE LA INNOVACIÓN, LA COMPETITIVIDAD Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO EN EL SIGLO XXI. Muchos creen que el talento es cuestión de suerte, pero pocos saben que la suerte es cuestión de talento. Hay dos tipos de liderazgo: uno que trabaja desde la infelicidad, coactivo y a corto plazo; y otro que lo hace desde la felicidad, más a largo plazo pero más eficiente, que es, justamente, el que apunta por la emoción y la empatía. Por ello, el líder del siglo XXI debe tener determinación, visión, inspiración, entrenamiento, autoconfiaza y talento que todos tenemos y talante para una mejor relación con nuestros comañeros/as. En síntesis, el talento tiene múltiples manifestaciones según el contexto en el que se valore, mientras que el talante apela siempre a la versión más positiva, a las buenas maneras, a la forma de desenvolverse amablemente ante las personas en las distintas situaciones de la vida. Así, la excelencia profesional se deja ver en este baile íntimo entre talento y talante.

jueves, 25 de agosto de 2022

Me gusta mi jefe/a porque socializa los éxitos y se apropia de las culpas

Me gusta mi jefe/a porque socializa los éxitos y se apropia de las culpas. Su práctica habitual NO consiste en echar balones fuera cuando las cosas no salen bien, con gran responsabilidad ante sus propios actos y los de su equipo, NUNCA negando los hechos cuando las cosas no vienen bien dadas y buscando siempre SOLUCIONES.
Así es y así actúan LOS/AS JEFES/AS QUE ME GUSTAN. Por eso me gusta entre otras muchas cosas y básicamente porque basa su autoridad en sus hechos y en su estilo y no en el CARGO ni en el nivel que ocupa. Me gusta que socialize los éitos y me gusta más cuando se apopia d elos errores y de las culpas, no haciendo que nadie se sienta culpable. Y por lo que sé y por lo que me cuentan, su categoría es visible en los momentos de tensión e incertidumbre, aguantando los nervios ante la dificultad, apoyando a la gente que piensa diferente, preguntando a las personas del equipo, escuchando cada una de las opciones y demostrándolo en el tú a tú, su capacidad de DIÁLOGO. Por tanto, ganando de esa forma, también la autoridad para dirigir.
Además de todo lo dicho, traslada aprecio sobre sus colaboradores, lo cual le acerca al mundanal ruido y se pone cerca de la gente para apoyar, ayudar, preguntar, escuchar a la gente que forma parte del equipo. De hecho, lo que hace NO es escuchar a aquellos/as que vengan a decir lo él/élla quiere oír. Por tanto, una de sus grandes fortalezas es considerar el pensamiento divergente, a quien piensa distinto, al desobediente, al que plantea acciones transformadoras. También una de sus características es su flexibilidad. Así, en un mundo cambiante como el que vivimos ceder es sin duda, una FORTALEZA, desde el diálogo, desde el reconocer las cosas buenas planteadas, desde el escuchar las diferentes propuestas, desde apuntar nuevas ideas,..... Y esos forman parte de sus exitos importantes.
En definitiva, me gusta mi jefe/a porque sabe repartir juego. Dirige sus colaboradores desde la participación de los mismos. Da oportunidades de crecer y de aprender a la gente. Los/as jefes/as INCLUSIVOS como mi jefe/a se apoya en su equipo, del que se siente parte y con el que procura siempre sentirse acompañado, facilitando las condiciones para que estos le puedan acompañar.
Es evidente que ME GUSTA MI JEFE/A. Necesario que siga con nostros porque pregunta y escucha, hace participe y acompaña, es cercano y busca apoyos, ...... Es el jefe/a que de primeras te pregunta: ¿EN QUÉ PUEDO AYUDARTE?

jueves, 18 de agosto de 2022

Ilusiona2 con JEFAS y JEFES que son buenos para la salud y ejercen un liderazgo ético

He tenido durante muchos años un blog que Diario Médico NO ME GUSTA MI JEFE/A, que el medio eliminó dejándonos sin poder tener los artículos que teníamos en él. Siempre me ha quedado ese punto de ganas de seguir con ese blog, pero pensándolo bien, os planteo un cambio. JEFAS y JEFES QUE ME GSUTAN. Ese va a ser el espacio creado.
Si la ciencia dice que tener un mal jefe/a es dañino para la salud, seguro que tener UN BUEN JEFE será bueno para la salud. Si la ciencia dice que hay estudios que confirman que convivir con un jefe tóxico es causa de estrés y puede perjudicar la salud, es evidente que hay estudios que explican que tene run jefe AMABLE, es bueno para tener momentos de buena emoción y con buena salud. En el trabajo no tenemos idea del ambiente al que nos vamos a encontrar cuando empezamos ni a lo largo del tiempo: si habrá buen rollo y buena onda, si serán relajados, si habrá tensión y estrés o si será un ambiente pesado y nadie se llevará bien con nadie. La realidad es que el clima emocional es muy importante, el ambiente de los equipos es clave donde las relaciones interpersonales, el reconocimiento del saber y el proyecto compartido y consensuado son las claves. Quedan algunos aspectos a añadir: la comunicación, aspecto muy importante, diría clave, la participación en los procesos, cada vez más imprescindible y sin duda, EL JEFE o LA JEFA.
Una persona puede correr con la suerte de encontrarse con un jefe amigable y alegre, con un jefe que empatiza, con un líder con h-alma y con corazón pero si resulta lo contrario, una persona debe ponerle mucha atención a esta persona, ya que existen estudios que confirman que convivir con un jefe tóxico es causa de estrés y puede perjudicar la salud física, emocional y social. Así, el equipo de las universidades Harvard Business School y Stanford, realizaron 200 estudios acerca de ambientes laborales y se confirmó que el estrés provocado por el trabajo, puede generar un daño similar al de ser un fumador pasivo. Por tanto, efectos negativos para la salud. Además, los estudios revelan que el daño es provocado porque los ambientes tóxicos no contribuyen a la salud de los/as trabajadores/as ni a la convivencia con los demás compañeros. Estas acciones pueden dañar más al organismo, que al mismo tiempo ya se encuentra estresado por las tareas cotidianas. Del estrés, sabemos que es un estado de ánimo que se origina cuando nos encontramos en una situación difícil y ante la cual nos resulta complicado conseguir una solución. Asimismo, se vuelve un problema cuando comienza a formar parte de nosotros y no sentimos que tenemos las capacidades para poder afrontarlo desde un punto de vista positivo. Acostumbrados y hasta admiradores de quienes tienen una agenda llena, de los que no tienen tiempo para nada, de quienes se esfuerzan en todo momento para conseguir el éxito y de quienes se exigen demasiado, el estrés se ha convertido en una afectación emocional normalizada. Obviamente esa ansiedad no es, de ninguna manera, saludable. El estudio revela que un jefe tóxico desarrolla cuadros depresivos en los trabajadores e incluso nos encontramos tramos en situaciones de abusos del jefe/a. La relación tóxica a la que estamos sometido puede ayudar a identificar a un jefe tóxico son las críticas negativas constantes que podemos recibir de ellos/as, lo poco o nada motivadoras frases que nos dicen, e incluso que puede llegar a culparnos por resultados que no le parezcan correctos. Otra señal que se deben identificar es la tiranía; como todo el mundo sabe, también los jefes tienen días llenos de presión, pero eso no significa que pueda desquitarse con uno o con los compañeros y ésta es una de las situaciones que hacen temer a los trabajadores, debido a que sienten que si se revelan con su jefe, éste pueda reaccionar de manera explosiva o sibilina en su contra. Cuando nuestro jefe nos transmite que no cumplimos con sus expectativas, también es una señal de que tenemos un jefe tóxico, la razón es porque ellos creen que nosotros somos un aprendiz más y si no seguimos sus pasos –que cree correctos–, todo lo que hagamos será mal visto.
Resulta totalmente diferente, trabajar con un jefe que nos provoque ADMIRACIÓN y nos motive con nuestro trabajo todos los días, ya que puede liderar a nuestro equipo y puede mantener una buena relación en su ambiente laboral. Necesitamos un LIDERAZGO ÉTICO. Ejercer un liderazgo ético no es sólo hacer las cosas bien, sino ser coherente con lo que uno dice y luego hace, mirando no sólo en favor de los miembros de la organización sino respetando a todos los grupos de interés de la organización. El liderazgo ético se basa en comportamientos éticos y para ello hay que formar a los líderes para que a la hora de tomar decisiones complejas sean las correctas. Los verdaderos líderes actúan con ética e integridad, lo que les otorga mayor credibilidad, al tiempo que generan confianza en el equipo. Son facilitadores de la atracción y retención del talento. Hoy más que nunca las organizaciones necesitan de este tipo de líderes, respetuosos con la dignidad humana y potenciadores de las habilidades de los trabajadores. El siglo XXI trajo una crisis de valores y de confianza, y las organizaciones se han dado cuenta de la importancia, hoy más que nunca, de los códigos de conducta. El liderazgo ético está relacionado con la transparencia y la rendición de cuentas, los hechos y las palabras coherentes con éstos, la honestidad y la humildad como valores con h-alma y empieza, la comunicación y la participación como dos ejes ligadas para la solución de los problemas. Los/as directivos/as tienen que ser un modelo en la toma de decisiones complejas, además de saber motivar. Les corresponde a ellos/as modelizar y establecer estándares éticos. Deben contar con códigos de conducta que estén vivos y que además se vivan dentro de la organización.
Gestionar correctamente generará confianza en la ciudadanía, los proveedores, los trabajadores, etc. y atraerá talento. Y es que ser éticos es, además, rentable. Desde que comienza a ejercer su liderazgo, el líder se convierte en un modelo a seguir por sus colaboradores, por ello es esencial que se trate de un líder ético, que haga las cosas de manera correcta. Un líder ético tiene que inspirar confianza, tratar a los demás de manera justa y consistente y promover altos niveles de integridad dentro y fuera de la organización. Es un líder que cumple con sus compromisos y se esfuerza por promover activamente una cultura que refuerza los valores y principios de la organización. Tener un liderazgo ético es muy importante porque influye directamente en la cultura de la organización. Los líderes son personas referentes en la organización, por lo tanto, si los colaboradores en general trabajan con líderes que tienen principios éticos y coherentes, habrá más probabilidad de que todos los miembros de la organización actúen en esa línea, algo que es importante para la reputación de la organización. Con personas que apuestan cada vez más por la diversidad de género, de raza, de cultura, de edad, de personalidad, de capacidades, etc. se necesitan organizaciones que reorienten sus códigos de conducta y de líderes respetuosos con los mismos. Es importante dar con líderes que den ejemplo y si antes nadie le daba la suficiente importancia a los códigos de conducta, ahora se integran en la cultura de la compañía. El líder que cumple con el código de la organización reproduce muy bien la cultura de la misma. No cuidar la ética laboral, a la larga, trae consecuencias negativas. Las organizaciones cuyos objetivos sólo se centran en el corto plazo, tienen una alta probabilidad de desaparecer, al romperse algo fundamental para ellas: la confianza que el entorno deposita en ellas. Sostienen los expertos, la ética debe estar presente en la toma de decisiones de cualquier directivo, con la finalidad de que las personas mejoren como personas. Los líderes éticos tienen indentificados los principios de actuación que deben regir el desempeño de sus funciones. Es decir, tienen claramente indentificados los aspectos que no son negociables a la hora de gestionar equipos (con emoción), dirigir el trabajo y construir relaciones con clientes, proveedores y otros grupos de interés. Asimismo, los líderes éticos demuestran una clara coherencia entre lo que dicen y lo que hacen, dentro y fuera de la organización.
El reto está en que el liderazgo ético se extienda a todas las áreas de la organización. Liderazgo ético con h-alma ante unos jefes/as que generan estrés, cuadros depresivos y situaciones desagradables de las que todos y todas queremos huir. BUENAS JEFAS, BUENOS JEFES, con ética para un futuro mejor.